Author
López Aranda, Karen Valeska
Torres Palma, Carol Mabel
Abstract
La familia es la unidad básica de la sociedad, con una responsabilidad evidente en el
desarrollo personal de sus miembros, en la socialización y en la entrega del apoyo
emocional tan necesario para todos sus integrantes, siendo la primera y principal
responsable de la educación de los hijos. La escuela, puede hacerla mejor selección
y programación de los contenidos y la sociedad poner las mejores herramientas para
aumentar la capacidad de los medios educativos (escuelas, centros culturales, etc.)
pero si la familia no brinda el apoyo necesario, al niño se le reducen las posibilidades
de aprendizaje.
Al comienzo del año escolar, muchos padres se preocupan de que a sus niños no les
falte nada para sus estudios. Sin embargo, no todos toman en cuenta la importancia
de planear el año de manera que puedan involucrarse en su educación. En cambio,
si los padres mostraran en forma práctica su compromiso y participación por la
educación, entregarían un mensaje concreto a sus hijos de que la escuela es algo
serio e importante, sintiéndose éstos apoyados en su proceso de enseñanza /
aprendizaje, lo cual produciría un efecto positivo en la dedicación de las tareas y
trabajos escolares, el comportamiento escolar y rendimiento académico.
Tanto la escuela como la familia, tienen en sus manos el reto de educar a los
alumnos, por lo que la coordinación entre ambas instituciones es fundamental para
mejorar la calidad de la enseñanza y facilitar el desarrollo integral de las niñas y los
niños de nuestro sistema escolar. Por este motivo, no es de extrañar, que la
participación y compromiso de las familias en los centros escolares, sea una
cuestión que ha ido adquiriendo gran relevancia con el paso de los años, hasta el
punto de que los expertos defienden que su implicación en la vida académica
consigue que los estudiantes obtengan mejores resultados y disminuyan los índices
de fracaso escolar.