IPC del quintil de menores ingresos de la población y cómo afecta a la pobreza en Chile

Abstract

La carencia, es sin duda, uno de los mejores calificativos que se le puede entregar a un fenómeno tan crudo y variable como lo es la pobreza. Es compleja la realidad que vive un centenar de familias en el mundo. Hogares en donde se lucha diariamente para poder, por lo menos, cubrir las necesidades esenciales de cada uno de sus integrantes. Si se consideran únicamente en los índices económicos y los datos “duros”, es destacable el logro obtenido. Chile ha disminuido considerablemente sus cifras de pobreza, siendo uno de los pocos países de la región en cumplir sus compromisos con respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM’s) en 2005 diez años antes de la fecha pactada. Este logro nos debe alentar a ser mucho más ambiciosos en nuestras metas en materia de desarrollo y desigualdad, pues a pesar de haber disminuido considerablemente los niveles de pobreza, el país sigue siendo uno de los más desiguales en materia de distribución del ingreso. El no poder optar, por falta de ingresos, a la vida que uno aspira, es una de las limitaciones que produce más frustración en la vida del ser humano. En este contexto, se hace indispensable que el movimiento de la economía vaya enfocado a fortalecer áreas que hagan, en un largo plazo, no solo reducir la cantidad de pobres sino también mejorar su calidad de vida. Es decir, que en estos hogares existan las oportunidades necesarias para que logren salir de su situación de pobreza y puedan optar a un nivel de vida mejor que el que por naturaleza se les concede. La principal tarea del Gobierno es facilitar, en la medida en que se pueda, los recursos necesarios para que todas las personas puedan acceder, de manera igualitaria, a los diversos bienes y servicios que permiten cubrir las distintas necesidades y aspiraciones que tienen los integrantes de la población. Mientras menor sea el número de personas que requieran de la ayuda del Estado para subsistir, menor será la carga gubernamental y el gasto público y, por ende, menor la carga tributaria para la economía en general. Esto permite redireccionar recursos a otras áreas que, aunque menos relevantes, son necesarias de cubrir para que el país logre un óptimo desarrollo. Gran parte de tales recursos se destinan a los más pobres. Sin embargo existen un sinfín de personas que no se encuentran dentro de la pobreza pero si en condiciones de vulnerabilidad. Es decir, reciben un ingreso que los deja fuera de tal categoría, pero que es menor o muy cercano a su costo de vida. Son susceptibles, según sea el curso de la economía, a entrar dentro rango de las personas más desprovistas de la sociedad. Fenómenos como el desempleo, empeoran esta situación. En general, este tipo de hogares mantienen la mayor parte de sus ingresos -que tienden a ser muy reducidos- en forma de efectivo. En este sentido, la evolución de los precios dentro de la economía, ejerce una fuerte influencia en la capacidad que tienen para satisfacer sus necesidades.