Author
Molina Jaureguiberry, Macarena
Abstract
En la historia del arte generalmente se entiende que los impresionistas doblaron la vara, los post impresionistas la quebraron y los vanguardistas del siglo XX sacaron el pedazo. Aunque esta afirmación es correcta, sería más acertado ir un poco más atrás en el tiempo para ver que los profundos cambios en el arte de finales del siglo XIX y principios del XX tienen sus orígenes varios años antes de los impresionistas, a finales del siglo XVII]. Estos cambios fueron por una parte una consecuencia de la Revolución Industrial y de la Revolución Francesa; y por otra por los cambios en el pensamiento que se generaron a raíz de la filosofía de Kant, que desencadenaron un nuevo movimiento artístico que buscaba romper con la tradición, el Romanticismo. Y romper con la tradición fue la clave de una nueva era en el arte: “Tanto si se comienza el estudio del arte del siglo XIX con la Revolución Francesa en 1789 y se tem1ina hacia 1880 con las primeras pinturas de Cezanne, como si se inicia con la conclusión, en 1780, de la Crítica a la Razón Pura de Kant y se cierra en los primeros años de este siglo (XX) con el florecimiento del “arte moderno", ambos criterios permiten enmarcar cronológicamente este período.
Sin pretender negar que los impresionistas fueron determinantes para el arte moderno y que fueron quienes abrieron la puerta a todo lo que vino después, lo que se postula en este trabajo es que en el período de la Revolución Industrial y el Romanticismo fue donde se generaron por primera vez estos cambios y que J. M. W. Turner, uno de los más grandes pintores de finales del XVIII y principios del XIX, fue un verdadero adelantado a su época. El tuvo una sensibilidad muy especial y fue capaz de percibir algo nuevo en el mundo y plasmar a su vez algo nuevo en su arte.