Abstract
Chile como Estado – Nación, requiere para el cumplimiento de sus objetivos y aspiraciones (desarrollo social, crecimiento económico, etc.), contar con un adecuado marco de tranquilidad y seguridad que facilite el funcionamiento y aplicación de las políticas públicas definidas en tal sentido por el poder político. Para ello, “el Estado de Chile tiene una política de defensa orientada a amparar a la población del país, proteger sus intereses nacionales, y salvaguardar su independencia política, su soberanía nacional y su integridad territorial. Para estar en condiciones de cumplir estos propósitos, posee y prepara los medios militares necesarios para emplearlos en legítima defensa, lo que supone ocuparse de la modernización de todas las instituciones de la defensa, incluidas las Fuerzas Armadas” .
Dentro del concepto de modernización anteriormente indicado, se debe destacar la formación y capacitación que reciben las personas que integran las fuerzas armadas y en este particular caso de estudio, el Ejército, Institución que como fuerza terrestre tiene la mayor cantidad de integrantes, debiendo ejercer sus funciones a lo largo y ancho del territorio nacional, en zonas con particulares condiciones geográficas y meteorológicas, que hacen difícil la interacción con el medio y suponen enormes esfuerzos físicos y psicológicos a quienes se deben desempeñar en dichas condiciones. Ahora bien, para mantener los niveles de operacionalidad y eficiencia que el Estado le exige, debe contar no sólo con los medios materiales necesarios para ello, si no que principalmente debe poseer personas con una amplia vocación de servicio, comprometidos con el país y los ciudadanos a los que sirven, además de tener una sólida formación intelectual, física, ética y valórica.