Estética del paisaje individual y colectivo :

Abstract

La pregunta por el paisaje contenedor y contenidos posibles Martes y Viernes 20:00 hrs. Ingreso a la oficina de los Cursos de Formación General a retirar mi libro de clases para impartir mi cátedra de “Marginalidad y Teatro Social en Chile” en una Universidad vecina; mientras espero, me llama profundamente la atención un afiche con la imagen de Odalisca, del artista francés Jean Auguste Ingres, me acerco y en la parte inferior del cuadro reza el siguiente texto: “La común naturaleza fue el primer modelo del arte. El éxito de la imitación de una naturaleza menos común hizo sentir la ventaja de la selección; y la selección más rigurosa condujo a la necesidad de embellecer o de reunir en un mismo objeto, las bellezas que sólo la naturaleza mostraba dispersas en gran número” . Esta frase del insigne pensador francés, desde hace ya más de 15 años, se ha transformado en un enigma para mí, al encontrarme con él dos veces durante la semana al retirar mi libro de clases en la oficina de Docencia. Cada vez que miro el afiche instalado en esa fría oficina no puedo abstraerme de imaginar que lo mismo que motivó al artista a escribir aquella frase dando cuenta de su postura frente a la naturaleza, sería también lo que inspiraría mi decisión de realizar esta propuesta escritural como trabajo de investigación; propuesta que se teje a partir de las hebras que componen el paisaje, como un punto de partida prioritario, pero ahora llevarlo a mi realidad más cercana, buscar y encontrar algunas respuestas, alguna aproximación estética, de juicio, de valor o de gusto, entre muchas otras posibilidades, para intentar entender las posturas, pensamientos o simplemente que ocurre cuando nos vemos enfrentados al paisaje, a la realidad del paisaje, ¿y por qué el paisaje? porque es justamente este concepto uno de los que inconscientemente habitamos durante toda nuestra vida; estamos insertos en un paisaje citadino, o en un paisaje rural, en una extensión de mar, o montaña; y lo vivimos, lo respiramos, pero en muchos casos, no lo dimensionamos; por ello, intentar nuevamente mirar y ver el mundo inmediatamente cercano y despertar de alguna manera, al paisaje en sí mismo, me pareció que transfiguraba la propia realidad. Enfrentarse al paisaje, no es algo novedoso, ha ocurrido desde tiempos que se nos pierden en los márgenes de la historia conocida ; y tal vez, por ello mismo, sigue siendo un tema que tanto la Literatura, como el Arte, nunca han logrado desechar; el paisaje es singular, se adueña de los espacios, es el gran contenedor que propicia el contenido de lo que es la ciudad; desde siempre el paisaje se ha quedado en el borde de la ciudad, y ha actuado como una suerte de paraíso idílico que constante y continuamente nos ha invitado a perpetrarlo, a conocerlo, a comprenderlo, cuidarlo; como también se ha apropiado de otras poéticas en donde se nos ha mostrado terrible, trágico, inabarcable, enigmático; el paisaje sin duda, continua ejerciendo fascinación en el habitante de este reciente siglo XXI, y nos interpela, no deja de hacerlo. Por ello, intentando esbozar la significación que el paisaje podría tener hoy, es cuándo surge la motivación de cuestionar que podría representar el paisaje en imaginarios diversos, en particular en jóvenes artistas chilenos contemporáneos. Qué ocurre cuando ellos miran la naturaleza, miran el paisaje, ¿cómo lo ven hoy?, ¿cómo se enfrentan a este tema tan revisado por artistas de todos los tiempos?, ¿ha cambiado la cosmovisión del paisaje en estos jóvenes artistas?, ¿Se mantiene en alguna medida el concepto de naturaleza propuesto por Diderot en la realidad presente?